por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 8 de febrero de 2013

El arte recién parido de caminar

Baile: Milagros Mengíbar, Luisa Palicio. Cante: Manolo Sevilla, Juan Reina. Guitarra: Rafael Rodríguez. Lugar: Sala Joaquín Turina, Sevilla. Fecha: Jueves, 7 de febrero. Aforo: Casi lleno.




Milagros Mengíbar es uno de los genios de la danza flamenca, lo he dicho muchas veces. Lo acontecido anoche en la Sala Joaquín Turina fue la experiencia flamenca más intensa que ha vivido nuestra ciudad en años. Así que, si se lo perdió, salvo causa de fuerza mayor, tendrá que cuestionarse su condición de aficionado a este arte. Hay que tener las peinetas muy bien puestas para comenzar un recital de baile con la malagueña de la Trini y acabar por pregones. Eso es posible porque Mengíbar y Palicio tienen un oído absoluto. Estan familiarizadas con la elocuencia del silencio. Lo que estas bailaoras proponen es la conciencia momentánea de la alegría intensa en que viviríamos de no ser por esas pequeñas naderías a las que damos tanta importancia. Lo que proponen Mengíbar-Palicio es que, en el fondo de la victimización, late una pura felicidad, que es la de estar vivo. Cuando el artista está vivo corre riesgos de muerte, eso es inevitable. Por eso suceden cosas imprevistas, como la caída de la guajira.



Pero esta caída no fue muerte sino vida, la conciencia rotunda de la respiración, el descubrimiento del caminar de la soleá: Palicio avanzando épicamente, inventando el arte de andar, un pie primero, despacio, otro pie luego, más tarde. Los accesorios, el abanico, el mantón, son esenciales. Mengíbar, Palicio, Rodríguez, inventan el espacio, nos hacen conscientes de cada molécula de oxígeno. Cada baile es una historia de amor, viscosa, carnal y elegante, depurada, estilizada, sutil. Se me olvida el escueto telón negro, la precariedad de las luces. Salgo a la calle y las basuras han desaparecido.



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