por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







lunes, 17 de diciembre de 2012

Un ritual para iniciados

Toque: Manolo Franco. Lugar: Casa de la Guitarra, Sevilla. Fecha: Sábado, 15 de diciembre. Aforo:Media entrada.

La granaína es grandiosa. Franco es la guitarra de Sevilla: flamenca, pero clásica; barroca, pero serena. El garrotín es una mera excusa estilística para una arquitectura apabullante que recorre todos los estados de ánimo, acordes mayores, menores y flamencos. Estas dos piezas son las de composición más compleja, aunque los estilos cantables (soleá, bulería por soleá, cantiñas, guajiras, bulerías) que completan el recital muestran, asimismo, una complejidad técnica enorme.

Claro que en la música de Franco la técnica está al servicio de la emoción y ésta tiene siempre un paisaje nítido, un cielo azul, contra el que se perfila el barroco de cal. Siendo un guitarrista figurativo, resulta abstracto a fuerza de profundizar en la esencia flamenca, que es la humana esencia. De esta manera demuestra Franco que, aparentemente apegado a las fórmulas tradicionales, es uno de los más originales compositores e intérpretes de la guitarra de hoy. Franco no busca el aplauso fácil del 
diálogo cultural tan en boga en la guitarra flamenca y en la música popular contemporánea. Si usa armonías arriesgadas es porque le conviene a la complejidad y a lo estilizado de su discurso. De su propio discurso, naturalmente.



Franco nos habla del ser humano que somos todos, pero con una gramática profunda, compleja, espectacular y pulida hasta sus últimos extremos. Su obra es densa, contundente, muy exigente para el espectador, a pesar de lo amable de su apariencia. De manera que no se impone desde el concepto o la forma, sino desde la profundidad emocional. Su discurso es su toque. Que esta música sea un secreto muestra el carácter romántico que conserva el flamenco. Con tesoros maravillosos que escapan, aún hoy, a la voracidad del mercado de la comunicación. Porque Franco, primer Giraldillo del toque flamenco, da un concierto solista cada mil años y es, siempre, una ceremonia secreta, un ritual para iniciados tras el que vivimos más, gozamos mejor y sentimos que la tierra nos conforta. Un nuevo hito en este ciclo de conciertos íntimos, sin amplificación, de puro toque solista.

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