por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







lunes, 5 de marzo de 2012

Mejor caótico que domesticado

Carrete de Málaga

XVI Festival de Jerez. Baile: Carrete, Luisa Chicano. Cante: Juan José Amador, Manuel de la Curra. Guitarra: Luis Santiago. Lugar: Sala La Compañía. Fecha: Domigo 4 de marzo. Aforo: Casi lleno.




Me quedé con las ganas de más Carrete. Carrete es un licor muy fuerte, particular. Necesario ciertas noches. Carrete es un artista excepcional, genuino, libre, radical e insobornable. No quiero decir con ello que prefiera a un Carrete precario. La biografía de Carrete está en sus manos abiertas y temblonas, en sus pies. En sus cabellos electrificados por la corriente de la tierra. En su mirada destilada por el tiempo. En las arrugas de su rostro.

Carrete es una lección de libertad. Por eso los jóvenes deben ir a gozar de su presencia en masa. Todos esos jóvenes obsesionados por la técnica, por ocultar sus emociones en la técnica. Esos mismos jóvenes que tanto me han hecho bostezar en este festival. Lo que digo suena retrógrado, pero diré también que hay viejos que aburren hasta el lucero del alba. Pero lo cierto es que, hoy por hoy, los bailaores flamencos son conformistas, falsamente rebeldes, falsamente revolucionarios, y bastante acomodaticios. Bien con una supuesta tradición que se inventó ayer mismo o con la falsa vanguardia de asumir como trasgresor lo que ya es retrógrado en otras artes escénicas. Todo esto tiene sus excepciones. Como lo fue y lo es Carrete: un bailaor que no se parece a nada ni a nadie, a pesar del caos de su propuesta. Eso sí, mejor caótico que domesticado.

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