por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







viernes, 16 de marzo de 2012

Erótica de la danza femenina

Baile: Milagros Mengíbar, Mª Ángeles Gabaldón, Luisa Palicio. Cante: Manolo Sevilla, Juan Reina, David Lagos. Guitarra: Miguel Pérez, Alfredo Lagos. Lugar: Teatro Central, Sevilla. Fecha: Martes, 13 de marzo. Aforo: Tres cuartos de entrada.




La bata de cola hay que moverla con el interior de la pierna, con la pelvis abierta. No lo digo yo, sino Matilde Coral, la ideóloga de esto de la Escuela Sevillana. Aunque la gramática de la bata es una creación de otra gran bailaora sevillana, Milagros Mengíbar. Las connotaciones de esto, de bailar con la pelvis abierta, son más que obvias. Quizá la maestra Matilde se refiriese a una cuestión puramente técnica, aunque no lo creo. Todas las aperturas físicas, técnicas, conllevan unas consecuencias emocionales y espirituales. La Escuela Sevillana, la bata de cola, el bailar con la pelvis abierta, significa para la mujer flamenca entregarse a su condición femenina con todas las consecuencias. Ser círculo. U óvalo.



Anoche lo fue, en un grado sublime, Luisa Palicio. La apertura de la pelvis significa que también se mueven otras cosas: el trasero. Evocar lo femenino es también juntar la punta de dos dedos. O pararse. Parar el tiempo, como ese remate a cámara lenta que nos brindó Palicio. Lo mejor de la Escuela Sevillana actual está representado en esta esteponera. Palicio es una alumna aventajada de Mengíbar, de la que toma coreografía y, sobre todo, actitud. De darse. De rodar por la melaza, de ser empalagosa y gustarse en ello. Miel y fuerza, porque Mengíbar introdujo en la Escuela Sevillana la contundencia del zapateado y mostró que la bata de cola no está reñida con él. Pero más fuerza hay que tener, con la que está cayendo, para juntar las puntas de los dedos de esa manera, para recrearse en el juego de hombros, para recogerse sobre sí misma y convertirse en ser vivo, siempre redondo, que surge de la tierra y a la tierra va. Metáfora de la tierra y metáfora del amor. El gesto lúbrico. Ahora entiendo eso que se lee en los libros de historia de la danza: que las autoridades eclesiásticas prohibían las danzas femeninas. Ahora son otras autoridades las que impiden, a las mujeres que así lo quieren, serlo. Es la prisa, el tráfico, la contaminación, la urgencia por acabar.

1 comentario:

  1. Hola Juan,
    Me gustaría hacerte una pregunta relativa a una futura película, pero en privado. Como no aparece tu email me veo obligado a molestarte por esta vía. Mi nombre es Federico y mi email: cote879@gmail.com
    Agradezco si pudiésemos estar en contacto,
    Un saludo y gracias por tan maravilloso blog,
    Federico

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