por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







jueves, 25 de agosto de 2011

Noctuario de un seductor

Voz y guitarra: Javier Ruibal. Lugar: Jardines de la Buhaira, Sevilla. Fecha: Martes 23 de agosto. Aforo: Lleno


Tanto desliz de un continente a otro, de una noche a otra, de Manhattan a la Tacita de Plata, de Mombasa a la plaza Bibarrambla, del son al flamenco, de la canción de autor a la polirritmia africana, es una cuestión de fidelidad a uno mismo. Donde el corazón te lleve, al final de la tierra o a este concierto de las canciones de hoy. Este cantautor sabe que el público es la ola más suave y el tsunami más arrollador. Por eso elige serle fiel a su repertorio de hoy, aunque eso exija no pocos coqueteos para ganarse a la mayoría que preferimos serle fiel al cantautor de ayer: para nosotros fue 'La novia del Colto' o 'Agualuna', para que nos despacháramos a gusto en los coros. O a lo mejor eran otros los títulos, pero a mí me conviene, cuestión de estilo, citar estos: ¿no dicen que todas sus canciones son iguales? Quien lo dice es que no sabrá tocar la guitarra, desde los tanguillos a los toques de levante, desde el son montuno hasta el arpegio acariciante. Con lo difícil que es cantar y tocar de esta manera, incluso sin hacer dos cosas a la vez y no estar loco.



Como buen don Juan, este Javier hace siempre lo que quiere aunque ello parezca exigirle, pero es más bien una vocación de seductor impenitente, seguir coqueteando durante la pausa, largar y largar entre canción y canción... y no queremos que pare. "Usted en qué trabaja" dicen que le preguntó Lorca a Ezpeleta, "Yo soy de Cádiz". Hablar, morder, besar, comer, cantar: por la boca vive y muere el pez de la Caleta, aunque éste sea del Puerto de Santa María.



Esto es una canción de amor. Esto es una cuestión de honor. Esta también. Y esta. Dos horas y pico, un hombre con una guitarra y unos pedales en el suelo con los que trata de arroparse. Es la vida cotidiana, vaya líos, de un seductor cuyas canciones tienen en sus títulos más nombres de mujer que olas tiene la mar.

¿Que esto no es una crítica sino envidia pura?, ¡claro! La luna es el sol de los muertos: el que lo dijo no ha vivido la noche de anoche, la noche de Agualuna.

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