por Juan Vergillos

PREMIO NACIONAL DE FLAMENCOLOGÍA

Ha publicado novelas, ensayos, libros divulgativos, relatos, poemas y letras de canciones. Ha escrito y dirigido espectáculos de danza y de cante flamenco. Ha dirigido festivales de flamenco y otras artes escénicas. Ha ofrecido conferencias, talleres y espectáculos en teatros, festivales, colegios y universidades de Europa y América. Colabora habitualmente en la prensa generalista y especializada. Dirige el blog Vaivenes Flamencos.







jueves, 28 de abril de 2011

El asno de Buridán

'Concierto de Guitarra'. Guitarra: Chicuelo. Viola: Elizabeth Gex. Percusión: Isaac Vigueras. Artista invitado: Duquende. Lugar: Teatro Central, Sevilla. Fecha: Martes, 26 de abril. Aforo: Lleno.

Fue un ejercicio de nostalgia y también de épica. Duquende conserva intacto el ademán que lo convirtió en un héroe, con el mismo repertorio, timbre e, incluso, letras, que su modelo confeso, Camarón de la Isla. Es una foto fija de los años 80, de los 90. El concierto se quedó en un medio camino hacia ninguna parte: fue medio recital de guitarra solista y medio concierto de cante. Esta indefinición afectó negativamente al resultado global de la propuesta.

Chicuelo es ante todo un estilista de la melodía. Sabe el guitarrista que es y no pretende ser otro. Por eso se apoya en la efectividad rítmica y en la sostenida emoción del arpegio. Inventando sencillas y notables frases musicales, sin grandes aventuras armónicas, sobre todo en los estilos más alejados de la tradición modal flamenca. Así los dos toques en los que buscó la complicidad melódica con la viola. El mayor despliegue compositivo y de recursos técnicos lo ofreció en la taranta, serena, conmovedora. En la segunda parte del recital mostró su habilidad y sentido para acompañar al cante.

Duquende por su parte asume, como dije más arriba, el repertorio de Camarón. Incluso, a través de Camarón, los de de Antonio el Calzá, Niño Gloria... o Morente en las seguiriyas. Pasado todo ello por el tamiz del isleño. Enorme en los trabalenguas y cierres, rotundos, inopinados, de los cantes, su sentido prodigioso del ritmo está más allá de toda duda. Para mi gusto estuvo más grave y profundo en los fandangos, las bulerías e, incluso, en los tangos, y plenamente festero en las alegrías finales, que por seguiriya y soleá. El conjunto es un artefacto metálico y congestionado, con la voz siempre en falsete, y una guitarra dura de tan contundente.


Imágenes: Duquende por Tomoyuki Takase.

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